que asfaltados de grises promesas
desembocan en las marismas repletas de deseo.
Y buscando una salida,
escapan a horcajadas por ese puente olvidado,
que cansado de los inviernos, sale de su madriguera,
para bajar las nubes y llenarlas de arena.
Mientras, la luna despeinada aúlla a las estrellas
esperando esa lluvia, que nunca llega,
para pintar los charcos, donde ella se peina.
Y despacio, lenta y sin prisa, la luna se pasea
con su canasto de mimbre,
cosechando los lamentos descuidados del tiempo,
para juntarlos con sus penas y bajar a la fragua,
y así forjar un espejo de plata, donde peinar su melena.
Texto y foto: @poemasencerrados
Intagram:@poemasencerrados
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