vestía el ropaje
de esas noches calientes,
y esas mañanas frías,
que danzando descalzas entre lirios
buscaban descoser los pétalos,
que tatuados en su pecho
encierran esos vientos
que hacen galopar las nubes
y llevarlas bien lejos,
para así, asaltar las almenas
de ese castillo de arena
y entrar sembrando amapolas
en los cementerios plagados,
de miedos, y pérfidos amoríos.
Texto y foto: @poemasencerrados
Intagram:@poemasencerrados
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