Sin arnés, ni cuerdas,
ni una puta red, que pare la caída.
Así vamos abriendo los cerrojos
de esas noches tan locas,
en las que esas miradas
descaradas y de trotar baldío,
se disfrazan de alboradas
por debajo de tus bragas.
Allí, donde nos sobra la ropa
y no nos faltan las ganas,
el sol nos encuentra,
fundidos y engarzados
esquivando la guadaña,
de la que trae el silencio
y las eternas mañanas.
Texto y foto: @poemasencerrados
Intagram:@poemasencerrados
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