Llegó la lluvia
disfrazada de enero,
que desquiciando los inviernos
despeina la maleza distraída
que puebla las tejas desdentadas,
y enciende los sueños
de las primaveras sedientas.
Esas, que tras el despertar tardío,
dibujan las tormentas,
y olvidan las madrugadas ciegas,
donde la noche sin tierra
devora las vidas cobardes
de los que se atreven a perecer
ante el atardecer fugaz,
de esas huellas tatuadas
en el polvo del olvido,
que se desperezan recelosas
cuando el sol
desahucia los estíos
y las flores lloran su ausencia.
Texto y foto: @poemasencerrados
Intagram:@poemasencerrados
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