En un bar escondido
al final de la ciudad,
donde las sombras danzan,
donde no hay que explicar,
esas historias rotas,
que se disfrazan del licor
donde se ahogan las palabras
que ya no tienen voz.
Es la desesperanza,
que te viene a visitar,
mientras te mira a los ojos
y te invita a olvidar,
pero en medio de ese caos,
en medio de ese dolor,
hay un fuego oculto,
que es el eco de tu voz.
Y aunque el mundo se caiga,
y aunque duela seguir,
entre cenizas renaces,
vuelves a sentir.
Y de esas tempestades
nacen nuevos vendavales
y en cada huella torpe,
la esperanza renace.
En el cielo oscuro
de esta vieja habitación,
los recuerdos de su canto
se filtran como el sol,
encendiendo el alma férrea
que mil veces tropezó,
y se levanta entre cenizas,
desafiando las heridas
y retando al corazón.
El reloj de la pared
ahoga el tiempo que ya fue,
pero sientes en el pecho
que no todo es soledad
Hay latidos descarados
que no paran de insistir,
perfilando los senderos
que aún te quedan por vivir.
Las dudas se vuelven a presentar,
te susurran al oído
que hay más fuerza en el luchar.
Y entre esa incertidumbre,
en medio de la confusión,
una chispa de cordura
retumba en tu interior.
Y aunque el mundo se caiga,
y aunque duela seguir,
entre cenizas renaces,
vuelves a sentir,
Y de esas tempestades
nacen nuevos vendavales
y en cada huella torpe,
la esperanza renace.
Texto y foto: poemasencerrados
Instagram: @poemasencerrados
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