entre nubes bermejas,
se ataviaba con el ropaje candente
de quien se eriza por el frío de la disculpa, amarrando a su figura el resplandor libertino de ese sol indecente, que busca sus caderas
cuando la luna se esconde.
Y así, perdido entre los rescoldos
que alimentan la fragua,
claudica sin reparo
atrapado en el abismo inefable,
que lo conduce enloquecido
persiguiendo las quimeras.
Texto y foto: @poemasencerrados
Intagram:@poemasencerrados
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